Las ciudades son el abismo de la especie humana. –Jean Jacques Rousseau-
¿Cómo les va, mis queridos psicohabitantes? Estuve ausente por un largo período, pese a mi voluntad de volver a reunirme con ustedes, una breve exposición al síndrome de “hoja en blanco” me lo impidió.
Entre el esfuerzo por superarlo y el apoyo de algunos de los lectores habituales (no son muchos, pero son buenos) transmitiéndome su aliento para volver a presentar un post nuevo, estoicamente (lo reconozco) y no por fluidez natural de ideas, me senté al teclado, a amenazarme la mente con duras reprimendas si para esta noche no caía una sola gota de su dulce jugo.
Y bien, aquí estoy. Hoy naufragó nuevamente en mis pensamientos la posibilidad de la bifurcación de una idea. Cómo un concepto puede variar de acuerdo a la concepción de cada autor que lo desarrolle.
En este caso rindo homenaje al invaluable aporte que mi padre hizo a mi subconsciente, en lo que a Rock Nacional respecta. Desde temprana edad, todos los fines de semana, Sábados y algunos Domingos, despertaba con melodías de Los Redondos, Soda, Sumo, Pescado Rabioso, Pappo, etc. Predominaban los dos primeros, usualmente.
En épocas del secundario, de mucha movida adolescente de música nueva (no siempre buena), y de tanto en tanto distraído por algunas novedades internacionales, no le prestaba demasiada atención a los autores nacionales. Pero tanta fue la influencia que ciertos discos tuvieron en mí que, inexorablemente y acompañado por cierto indicio de madurez, mi cabeza se abrió un poco más y pude abordar, no sin disfrute, toda esa música heredada con sumo orgullo. Eso llevó a que pronto empezara, por las mías, a llevarme a mi cuarto los discos de mi viejo de Los Redondos. En esto ultimo se resume el valor que tienen los mismos para mí. Y representa una de las tantas cosas que harán, dondequiera que me encuentre, que me sienta como en casa. Llevo esa representación, esa asociación inmediata dentro mío. Traen hacia mí, estas obras, los recuerdos de la casa de mis viejos.
Hoy, el asunto es el concepto de ciudad. Y se conecta entre Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y su supuesta antítesis rockera, Soda Stereo.
El primero, en su tema “Preso en mi ciudad”, del disco “Octubre”; y Soda, con su tema “En la ciudad de la furia”, del disco “Doble Vida”.
Para decir algo sobre el mérito de Los Redondos, buscando en los archivos de mi mente, recuerdo que alguna vez se dijo que el timbre de voz del Indio Solari es comparable a lo que representa una guitarra eléctrica en un tema. A eso súmenle la capacidad de Skay Beilinson para aportar con sus riffs supercreativos a la poesía rocambolesca y fundamental del ícono que significa esta banda para la música nacional. Obtenemos un resultado único.
En su letrística se encuentran elementos que son guiños para cierto target de personas, conocidas como “del palo”. A su vez, encontramos ingredientes llamados a ser descubiertos por gente con un nivel cultural determinado. Todo esto lleva a una combinación: La posibilidad de explorar territorios que pocas veces se comunican, pero cuando lo hacen conocen el ideal.
La vida de ciudad, de calle, y el saber de biblioteca. En definitiva, la cultura. Las ideas populares y las del intelectual (no es casualidad que el disco se llame “Oktubre”, refiriéndose a la Revolución Rusa de Octubre de 1917)
Con frases como “una vez le hice el amor a un drácula con tacones”, “atrapado en libertad” y “un esclavo sensible y chillón, y fácil para el gatillo”, Solari nos pinta un paisaje oscuro, una ciudad con mujeres como vampiros, con la muerte a flor de piel y el sufrimiento presente: “...y el rock como todo llanto”. Una ciudad negra, pero con el tinte bermellón de los “ojos al rojo vivo”.
Del rojo viramos al azul.
Porque azulada es la postal de la Ciudad de la furia que nos presenta Cerati.
“Te desnudaré / por las calles azules, Me refugiaré / antes que todos despierten”
En las letras de Soda Stereo siempre está presente el elemento sexual. Alguna vez un amigo bromeando me dijo: “Cerati escribe masturbándose”.
Las metáforas sexuales siempre encuentran lugar en sus letras.
Este hombre alado que extraña la tierra y al cual se le derriten sus alas con la luz del sol, dirige su canto a la ciudad, que lo acogerá y lo dejará dormir “entre sus piernas”. Los vuelos del protagonista nos marcan la pauta a seguir. El, en primera persona, describe a esa ciudad (oscura, gótica): “Sólo encuentro en la oscuridad lo que me une con la ciudad de la furia” y sus habitantes: “Buenos Aires se ve tan susceptible, ese destino de furia es lo que en sus caras persiste”
Del rojo al azul, pero siempre en la oscuridad.
En los dos casos confluyen la urbe, con sus personajes. De parte de Soda, un personaje volador, fantástico, como un ícaro. Aunque parte de la idea de la letra encuentre su base en la furia de Buenos Aires en 1988, tiempos de hiperinflación y furia social. Y el aporte de Los Redondos, que, en primera persona cuenta su experiencia con el “drácula con tacones” que quedará “atrapado en libertad”, preso en su ciudad.
Bueno, les dejo las letras y los links y me despido hasta el próximo post (si es que no me sorprende de nuevo una ola blanca de vacío de ideas)
En la ciudad de la furia – Soda Stereo
Me verás volar
Por la ciudad de la furia
Donde nadie sabe de mi
Y yo soy parte de todos
Nada cambiará
Con un aviso de curva
En sus caras veo el temor
Ya no hay fábulas
En la ciudad de la furia
Me verás caer
Como un ave de presa
Me verás caer
Sobre terrazas desiertas
Te desnudaré
Por las calles azules
Me refugiaré
Antes que todos despierten
Me dejarás dormir al amanecer
Entre tus piernas
Entre tus piernas
Sabrás ocultarme bien y desaparecer
Entre la niebla
Entre la niebla
Un hombre alado extraña la tierra
Me verás volar
Por la ciudad de la furia
Donde nadie sabe de mi
Y yo soy parte de todos
Con la luz del sol
Se derriten mis alas
Sólo encuentro en la oscuridad
Lo que me une con la ciudad de la furia
Me verás caer
Como una flecha salvaje
Me verás caer
Entre vuelos fugaces
Buenos Aires se ve tan susceptible
Ese destino de furia es
Lo que en sus caras persiste
Preso en mi ciudad – Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Una vez le hice el amor
a un drácula con tacones:
era un "pop" violento que guió
el gran estilo siniestro.
Ahora ya no llora...
Preso en mi ciudad.
Casi ya no llora,
Atrapado en libertad.
Practicamos tiro al pichón
y un test para ir al espacio.
con mi delicioso campeón,
y el rock como todo llanto.
Ahora ya no llora...
Preso en mi ciudad.
Casi ya no llora,
Atrapado en libertad.
Fue un esclavo sensible y chillón
y fácil para el gatillo.
Atrapó un beso bien hechor
con ojos al rojo vivo.
Ahora ya no llora...
Preso en mi ciudad.
Casi ya no llora,
Atrapado en libertad.
Links para escuchar.
Redondos: http://www.youtube.com/watch?v=AWKHMze1zJU
Soda: http://www.youtube.com/watch?v=-5u_iwszdHU
Hasta la próxima entrada.
Los espero acá, a la misma hora, en esta misma ciudad.
Hace 1 día