jueves, 16 de julio de 2009

Obsesión 5 – Los sueños y el otoño

Ten cuidado con tus sueños: son la sirena de las almas. Ella canta. Nos llama. La seguimos y jamás retornamos. (Gustave Flaubert)

¡Salu’ la barra! Esta entrega de mis dificultosas cavilaciones se hizo esperar un poco mas que de costumbre, les pido ténganme paciencia (si quieren sacar de mí lo que merece ser visto)
Me siento frente a ustedes, viajeros frecuentes de mi cabeza, le pido un vermouth al mozo, y me apresto a abrir un nuevo capítulo del itinerario que hasta hoy recorrimos en mutua compañía.
Esta semana apelo, para desarrollar un nuevo episodio de las reflexiones caprichosas que configuran las vísceras de este blog, a una antigua obsesión que tengo por una obra de arte en particular. Se trata de un óleo sobre tela de 152 x 195 cm. del máximo exponente del realismo mágico, René Magritte:
The Secret Player, del año 1927.



Se ha ganado un lugar en mis memorias recurrentes ese clima amarronado de colores apagados, dentro de esa imagen otoñal con tendencia al sepia. Persiste en mí la misma sensación de extrañeza que experimenté al apreciarla por primera vez, cuando la observo hoy. Ese opaco ensueño surrealista me absorbe así como envuelve en su atmósfera a esos dos hombres que, vestidos con la indumentaria deportiva que se usaba en las primeras décadas del siglo XX, miran fuera de cuadro hacia la izquierda, como siguiendo la acción de una pelota que nunca veremos (Asumo que allí, en off, se encuentra “el jugador secreto”, aquel que le da título a la obra).
Un armario, abierto de par en par, contiene lo que parece ser la mitad superior de un mannequin femenino y, flotando en la imagen, una tortuga galápagos negra, vuela hacia la izquierda. Los árboles que bordean la senda se encuentran algunos dentro del camino que lleva al fondo de la escena, y otros fuera: Hay un cerco, parece de madera. Los troncos de esos árboles fueron reemplazados por blancas columnas, clásicas de las barandas de madera de algunas escaleras. Todo en la imagen está dotado de rareza. El fondo de la imagen, plena oscuridad. Como si, en un precipicio, se acabara todo, remite a la visión onírica, donde sólo podemos ver hasta un punto, siendo el resto de la imagen material que no apreciamos al soñar ni recordaremos al despertar. En el flanco derecho vemos asomar un telón de teatro, dándole a este sueño la pose de show, sumándole una nueva connotación.
Esta es, entonces, mi elección de esta semana. Una escena surrealista, un clima otoñal y una invitación al dulce y embriagador licor de los sueños.

Para seguir con la tónica de las asociaciones libres ejercidas con total desparpajo en esta cita que nos damos en mi cuarto de arriba (mi cabeza) les dejo un obsequio que, como el cuadro de Magritte, tiene ciertos matices otoñales. Se trata de Keith Jarrett, interpretando “Autumn Leaves”

http://www.youtube.com/watch?v=io1o1Hwpo8Y

Disfrutenlo como lo hago yo, tomándome un vermouth.
Hasta la próxima, nos vemos (en los sueños).


1 comentario:

  1. Buenas, no conocía la obra, son esas que te dejan pensando. Me llamó la atención una columna revelde sobre la izquierda que parece que se mueve. Muy bien relacionado a Jarret, tambien me hace ruido Bill Evans. Un abrazo...

    Mariano Andres

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